VIII
Se acercó junto al secretario a la casilla que estaba a un costado del portón. Se encontraba muy maltrecha. Con mucha vegetación crecida alrededor. De hecho para llegar hasta la puerta tuvo que abrirse paso con un machete. Ya frente a la puerta, golpeó en reiteradas oportunidades sin obtener respuesta alguna. Miró a través de la ventana y llegó a reconocer una figura humana sentada frente al escritorio con un libro. Golpeó nuevamente y obtuvo la misma respuesta… silencio. No había llegado hasta ahí para volverse con las manos vacías. Se dispuso a forzar la cerradura. Ayudado por su secretario y el machete empujaron la puerta más de una vez. Varias veces. Con cada envestida, crujía más fuerte. Crujía de manera mas grave. Hasta que en una de las embestidas hizo un ruido seco y se partió. Literalmente se partió al medio y la puerta quedó dividida en dos. Del interior emanaba un espeso aire enviciado. Dejaron que se disipara un poco el hedor y se dispusieron a entrar. En el interior de la cabina había mucha humedad. Parte de la vegetación se filtraba por entre las maderas del piso. No ingresaba mucha luz, por lo que se encontraba en una casi penumbra. “Hola!, hay alguien?”, preguntó el dueño del circo. Silencio. Insistió un par de veces más y lo mismo. Silencio total. En la otra punta de la cabina, se encontraba el escritorio con una silla delante. Algo o alguien la ocupaba. La luz en ese sector de la cabina era mínima, por lo que el dueño decidió ir hasta el auto a buscar una linterna. Mientras tanto el secretario se quedó recopilando información importante para el futuro parque. Una vez de vuelta en la cabina, y ya con la ayuda de la linterna, se dispusieron a ingresar a la parte “oscura”. El secretario estaba al mando de la linterna y el dueño tenía en su poder el machete. Con pasos inseguros se fueron acercando al lado oscuro. La luz de la linterna iluminó la pared, con oscuras manchas de humedad. Iluminó la otra puerta que supusieron en otros tiempos daba hacia el interior del parque, hoy, totalmente obstruida por la tupida vegetación. Hasta que llegaron hasta el escritorio.
Si a esta altura, no tenes palpitaciones, hacete ver !!
MenteFrita,
Se acercó junto al secretario a la casilla que estaba a un costado del portón. Se encontraba muy maltrecha. Con mucha vegetación crecida alrededor. De hecho para llegar hasta la puerta tuvo que abrirse paso con un machete. Ya frente a la puerta, golpeó en reiteradas oportunidades sin obtener respuesta alguna. Miró a través de la ventana y llegó a reconocer una figura humana sentada frente al escritorio con un libro. Golpeó nuevamente y obtuvo la misma respuesta… silencio. No había llegado hasta ahí para volverse con las manos vacías. Se dispuso a forzar la cerradura. Ayudado por su secretario y el machete empujaron la puerta más de una vez. Varias veces. Con cada envestida, crujía más fuerte. Crujía de manera mas grave. Hasta que en una de las embestidas hizo un ruido seco y se partió. Literalmente se partió al medio y la puerta quedó dividida en dos. Del interior emanaba un espeso aire enviciado. Dejaron que se disipara un poco el hedor y se dispusieron a entrar. En el interior de la cabina había mucha humedad. Parte de la vegetación se filtraba por entre las maderas del piso. No ingresaba mucha luz, por lo que se encontraba en una casi penumbra. “Hola!, hay alguien?”, preguntó el dueño del circo. Silencio. Insistió un par de veces más y lo mismo. Silencio total. En la otra punta de la cabina, se encontraba el escritorio con una silla delante. Algo o alguien la ocupaba. La luz en ese sector de la cabina era mínima, por lo que el dueño decidió ir hasta el auto a buscar una linterna. Mientras tanto el secretario se quedó recopilando información importante para el futuro parque. Una vez de vuelta en la cabina, y ya con la ayuda de la linterna, se dispusieron a ingresar a la parte “oscura”. El secretario estaba al mando de la linterna y el dueño tenía en su poder el machete. Con pasos inseguros se fueron acercando al lado oscuro. La luz de la linterna iluminó la pared, con oscuras manchas de humedad. Iluminó la otra puerta que supusieron en otros tiempos daba hacia el interior del parque, hoy, totalmente obstruida por la tupida vegetación. Hasta que llegaron hasta el escritorio.
Si a esta altura, no tenes palpitaciones, hacete ver !!
MenteFrita,
tu séptimo sentido...
"Veo gente viva !!" (ahh, sos un loco total!)
que sea la ultima vez... a vos!
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