sábado, 16 de mayo de 2009

Spiderman

Érase una vez un señor que se llamaba Princeton y que vivía en una aldea (de aldeanos) en un bosque. Vivía con su familia y trabajaba para ayudarlos con los gastos. Era muy bueno en el arte de tallar madera. El tío tenia un taller donde hacían muebles y el trabajaba ahí haciendo el terminado de los detalles de estos artefactos e incluso agregaba verdaderas obras de arte. En su tiempo libre se dedicaba a tallar distintos artículos de muy alta calidad. Estos artículos eran vendidos en la feria semanal del pueblo y esto le otorgaba unos ingresos extras que utilizaba para sus gastos.
Princeton pasaba horas y horas tallando madera. Era una actividad muy solitaria, pero reconfortante. Y la llevaba a cabo con suma alegría.
Un día, mientras tallaba sobre la madera un episodio de una historia inventada por él (Spider Man - El hombre araña) un punzón se zafó de su obra de arte y le atravesó una arteria del brazo. Princeton murió desangrado en el acto. Su sangre cubrió parte de su obra y quedó impregnada en la madera. 450 años mas tarde ese mural inconcluso valdría millones de dólares. Y el autor de la película de hollywood "Spider Man" haría un sentido homenaje al creador de la historia (Princeton) poniendo en una escena de la película el mural ensangrentado. De ahí el color del traje del hombre araña. Rojo, por la sangre de Princeton, y azul por el sobrecrecimiento de hongos de la madera.
Esta es la desconocida historia de un gran hombre que no llegó a disfrutar el reconocimiento mundial. Triste, pero verídico.
Este es un fragmento de mi libro, Biografías No Autorizadas de Grandes Hombres. En este caso es no autorizada porque, obviamente, Princeton, murió en el acto... en 1545 en un bosque en lo que hoy es Bulgaria. Por eso.

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