Le había contado que ese era el nombre de un temerario Dragón que asechaba los límites del reinado. Aunque María de los Ángeles no era un nombre que habitualmente se asociara a un bravo dragón que escupía llamaradas por las fauces, el relato cumplió su objetivo, al menos por un tiempo. Otra historia que le habían contado era que en el pueblo había un verdulero que le había puesto a su negocio “Verdulerìa María de los Ángeles” en honor a su yegua. Este relato no cumplió con las expectativas buscadas, por lo que rápidamente fue desechado.
Lavigne, ahora más grande, había logrado tomarle aprecio a su nombre. Siempre recordaba a su valiente abuelo. Se veía reflejado en ese valiente guerrero. Su deseo mas profundo era el de alistarse a las órdenes del Rey y así poder convertirse en un Gran Guerrero, como su abuelo, Lavigne. Ya para María de los Ángeles el esfuerzo que debía hacer era mucho mayor. Era un nombre que no podía asimilar. Varias veces se había presentado en el registro civil del pueblo para intentar cambiarlo sin éxito. Le ofrecían tres posibilidades que no colmaban sus expectativas. La primera era cambiarlo por Carmen. La segunda por Felicitas. Y la tercera, la peor de todas, Ricitos de Oro. Intentó esto una cuantas veces, siempre con el mismo resultado.
El tema del nombre lo perseguía en todo momento. Soñaba que lo llamaban por otro nombre y el se daba vuelta con una amplia sonrisa, el cielo se iluminaba y el flotaba por la emoción. Cuando despertaba el primer pensamiento que venia a su mente era el de… María de los Ángeles… Apesadumbrado pasaba todo el día. Se le estaba convirtiendo en una pesadilla viviente. Rezaba todas las noches antes de dormir, rogando a los dioses que al levantarse, como por arte de magia, todos lo conocieran por otro nombre.
Mañana el capitulo 2, no te lo pierdas !!!
MenteFrita, MF
Buscale el pelo al huevo

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