lunes, 8 de junio de 2009

La Ley Gwen - Capítulo 4

Capitulo 4

Pocho explicó con suma contundencia sus puntos de vista y como harían frente al Emperador. Como repercutía negativamente en sus finanzas esta imposición y que debían unirse para no salir perjudicados. Puso sobre la mesa el acuerdo que habían firmado las 33 familias del Imperio y le alcanzó a Gwen una pluma y tinta para que firmara. Gwen seguía en desacuerdo y no quería firmar. Sabía que Pocho no podía matarlo porque de esa forma jamás conseguiría el acuerdo con el Emperador. Gwen sabiendo eso, se dispuso a explicar sus motivos. La cara de Pocho demostraba que se estaba conteniendo de desenfundar su sable y ponerle fin a la vida del Sabio. Gwen se aprovechaba de su situación y mientras hablaba, hacía pausas de muchos minutos y al rato continuaba. Cosas que exasperaban mas y mas a Pocho. Empezaba a hablar y antes de terminar, hacia otra pausa, tomaba un sorbo de Té, cerraba los ojos, otro rato, volvía a hablar. Esta situación ponía muy nervioso a Pocho. Que lo miraba sin decir palabra, pero con claros signos de nerviosismo. Entornaba un solo ojo y miraba fijo a Gwen. De repente en una de las pausas, que ya duraba mas de 15 minutos, Pocho lo miró fijamente y en el preciso momento que Gwen se llevaba la taza de Té a la boca, hizo un movimiento veloz, agarró la taza de manera tal que no dejó tiempo para que Gwen sacara el dedo del mango de metal de la taza. Por lo que quedó enganchado el dedo en la taza. Con mucha vehemencia Pocho sostenía la taza contra la mesa y Gwen quedaba totalmente contorsionado para evitar que le arrancase el dedo. El dolor era terrible. Ninguno de los asistentes atinó a moverse, ya que en el instante que Pocho redujo a Gwen, todos los seguidores de Pocho, desenfundaron y pusieron debajo del cuello de cada uno de los asistentes de Gwen un sable. En este preciso momento, Pocho, con una voz sarcásticamente dulce, y acercándole nuevamente la pluma entintada, le dijo: "Winsungú, faig xu ta, mekimatghu" (-"Firmá o sos boleta vos y los maricones que trajiste como asistentes"). Gwen viéndose en tal inferioridad de condiciones, mirando a sus asistentes al borde del degüello y con su dedo enganchado en el mango de la tasa con un infinito dolor, miró por un instante a Buda, asintió con la cabeza. Y firmó.

Impresionante !!! Lujurioso !!! Escalofriante !!! Barrilete cósmico !!! Si mañana te perdés el capítulo final de esta cruzada literaria, sos un pancho! Con todas las salsas y mostaza, pero sin fritas! ojo!

MenteFrita

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